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Los Bunkers en el Nacional: la vuelta olímpica

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Por Matías de la Maza.

La comparación es inevitable. Las dos bandas de rock chilenas más importantes de los últimos 30 años, ambas de Concepción y ambas con sus formaciones clásicas recientemente reunidas, eligieron el mismo fin de semana para presentarse en Santiago.

Mientras Los Tres repletaron dos Movistar Arena (de los cuatro que tienen pactados), los Bunkers hicieron lo propio sábado y domingo en el Estadio Nacional. 

Como la historia de ambas bandas está arraigada en la misma ciudad, con su escena artística tan característica, y que una apareció inmediatamente cuando la otra perdió su formación original, se podría interpretar este fin de semana como una medición de fuerzas, o el punto cúlmine de una rivalidad. 

Pero esa interpretación no sólo sería injusta, sino que derechamente equivocada. Con sus elementos comunes, las historias y la música de ambas bandas son distintas. Incluso, en el recorrido que precedió ambas presentaciones.

Y es que si bien Los Tres están iniciando su gira de reunión, Los Bunkers llegaron al Nacional como su gran final. Un recorrido extenso que comenzó hace un año con dos estadios Santa Laura y que incluyó fechas internacionales, locales y un paso por la Quinta Vergara. Eso, además de un disco nuevo.

Ese camino se notó. Lo que hizo la banda de los hermanos López, Durán y que sumaron a la extraordinaria baterista Cancamusa en el camino (en reemplazo de Mauricio Basualto, atravesando problemas de salud) fue demostrar que durante un año afinaron todos los detalles, desde la dinámica de la banda hasta lo visual y, por supuesto, el listado de canciones, para entregar no sólo los conciertos más grandes de su carrera, sino que de los mejores que se hayan visto para una banda chilena.

Los Bunkers

En tres horas por reloj, el conjunto despachó una treintena de canciones con un carisma y habilidad que llenó el estadio completo. El escenario fue diseñado ad hoc para permitir a Álvaro López, transformado en un frontman de talla internacional, ser el maestro de ceremonias de un verdadero espectáculo, mientras los hermanos Durán que recorrían la pasarela con sus guitarras. La precisión técnica de Cancamusa y Gonzalo López anclan todo. Lo de la baterista es increíble: interpreta todo el catálogo del grupo con una precisión que pareciera imposible para alguien que no participó de la composición de las canciones.

En lo que sí son comparables las presentaciones de Los Tres y de Los Bunkers (quien escribe fue a ver el sábado a los primeros y el domingo a los segundos) es que sus conciertos son un recordatorio del extenso cancionero de hits que tienen. En el caso de los shows en Ñuñoa, canciones como Ven Aquí, Miéntele, Nada Nuevo Bajo el Sol, Bailando Solo y Miño, por nombrar algunas, hicieron corear a 50 mil voces. A su vez, López y compañía se dieron el gusto de tocar sólidas canciones de su último disco, Noviembre (2023), como Rey, o momentos para los más fanáticos, como interpretar completo el medley que cierra Barrio Estación (2008).

Los Bunkers

Pero la postal, por lo menos fotográfica, es otra: cuando el grupo aparece al extremo contrario del escenario, en el memorial de los Detenidos Desaparecidos, para interpretar un set acústico. La melodía de La Exiliada del Sur con el mensaje de fondo, “Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro”, es un momento para la historia del rock chileno.

Tres horas podrían ser agotadoras. Pero los conciertos funcionaron como relojito: cada vez que el espectáculo amenazaba con entrar en un letargo, aparecía un gran hit para revivir el ánimo. Y mención aparte para el sonido: han existido un montón de conciertos internacionales en el Estadio Nacional que no han sonado así de bien.

Los Bunkers

Fue una presentación que bordeó la perfección. Y de ahí lo injusta de la comparación de Los Bunkers con sus hermanos mayores. No sería extraño ver a Los Tres, en un año más, dando un espectáculo de similar convocatoria y calibre. A su estilo: más enfocados en el virtuosismo musical que en la conexión con el público. Pero difícilmente necesitan tanto espectáculo o carisma. Su catálogo musical es más que suficiente.

Pero mientras Los Tres están iniciando este campeonato, Los Bunkers llegaron al Nacional para dar la vuelta olímpica. Una celebración de un año en donde sólo fueron creciendo en su misión de recordarle a Chile la importancia de su legado. Lo hicieron con creces al conquistar el mayor escenario del país.