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[ESTRENO] Ant-Man and the Wasp: Quantumania – La montaña rusa se está estancando

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Por Matías de la Maza

“Estás fuera de tu nivel, Ant-Man”, dice de manera amenazante Kang (Jonathan Majors) en un momento de Ant-Man and the Wasp: Quantumania, la tercera película del superhéroe interpretado por Paul Rudd. Kang tiene razón: ¿Qué puede hacer el protagonista, cuyas habilidades se limitan a achicarse hasta el tamaño de una hormiga, o transformarse en un gigante sin mucha velocidad, contra un ser cuyos poderes van desde la telekinesis hasta expulsar rayos de energía y percibir el tiempo de manera no lineal?

La frase no sólo resume el desafío titánico que el héroe tiene ante sí, sino que también, de cierta manera, la curiosa decisión que tomó Marvel con esta película: ¿Es una cinta de Ant-Man el mejor lugar para presentar por primera vez un personaje como Kang?

Primero, para el que no entienda, un resumen: Kang, el conquistador, es básicamente el Thanos de las siguientes películas de Marvel, que desde Iron Man (2008) ha construido un universo interconectado de historias y personajes a través de una treintena de películas. Hasta 2019, con Avengers: Endgame, que marcó el fin de una era para estas historias, Thanos (Josh Brolin) era el antagonista principal de la saga; primero operando tras las sombras a través de otros villanos y finalmente confrontando directamente a los héroes más poderosos de la Tierra.

Quantumania

Kang viene a ocupar el espacio que dejó el derrotado Thanos. No sólo es el villano principal de esta película, sino que la próxima Avengers, que se estrenará en 2025, tiene por nombre La Dinastía Kang y la secuela de esa película, Secret Wars (2026), también reservará un lugar especial para el antagonista. Si bien, una “variante” (versión de un universo paralelo) de Kang había sido ya presentada en la serie Loki (es increíble la cantidad de cosas que hay que ver para seguirle el paso a esta franquicia), este es el debut del villano en la pantalla grande.

Todo suena como… mucho, ¿Verdad? Muchas cosas e implicancias para aparecer en un superhéroe cuyas historias suelen ser las más simples y ligeras del Universo Cinematográfico de Marvel. Más allá de un protagonismo mayor en Endgame, Ant-Man no suele el que lleva la batuta sobre qué es importante en esta saga.

Quantumania

Ant-Man and the Wasp: Quantumania es sólo el reflejo de eso. Dos fuerzas y tonos muy distintos en una misma película. La trama encuentra al protagonista, Scott Lang, viviendo una existencia tranquila tras los acontecimientos de Endgame. Eso hasta que por un experimento fallido de su hija Cassie (Kathryn Newton), tanto ella como Lang, su pareja/compañera Hope Van Dyne/Wasp (Evangeline Lilly), su suegro/mentor (Hank Pym) y la mujer de éste, Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer) al “universo cuántico”, el mundo subatómico en el que Janet estuvo encerrada 30 años. Allí, la matriarca confiesa lo que estuvo ocultando desde su rescate en la película anterior: el universo cuántico no es simplemente un mundo de microorganismos. Hay seres inteligentes, civilizaciones y, sobre todo, Kang, un presunto científico que fue exiliado desde nuestro mundo por los avances tecnológicos que utilizó para incontables universos paralelos.

Quantumania

Kang ha creado su propio imperio en el mundo cuántico, y si Lang y sus queridos quieren escapar, deben confrontarlo.

La película llegó a los cines precedidas de críticas irregulares, muchas de las cuales la tildaban como la peor película de Marvel. No, no lo es. Pero tampoco es buena. Si bien cuenta con el carisma de Paul Rudd para mantenerla a flote y una actuación extraordinaria (e intimidante) de Jonathan Majors como el villano, la película peca de tomarse demasiado en serio a sí misma, cuando la gracia de Ant-Man siempre fue su simpleza y humor.

A lo anterior se suma que visualmente, las cintas de la saga son cada vez más genéricas y aquí se llega quizás al nivel más plano de la franquicia. Fondos creados por computadoras sin mucho atractivo marcan toda la película.

No es un mal rato. Es  una película que tiene sus momentos, y se puede calificar hasta de “entretenida”, sobre todo por la potencia de su antagonista, pero que cae en el problema que todas las películas de Marvel han tenido después de Endgame: simplemente “pasan”. Ese sentido de asombro y ganas de ver más que fue la tónica de su primera década se ha ido apagando. Lo que le suma puntos a la tercera aventura de Ant-Man es que a diferencia de sus pares desde 2019 en adelante, efectivamente pareciera avanzar la historia de la franquicia en una dirección interesante.

Quantumania

Martin Scorsese alguna vez dijo que, más que películas, las cintas de Marvel eran “parques de diversiones” o “montañas rusas”. Muchos fanáticos y realizadores de la saga se tomaron las declaraciones a pecho y llevan años discutiendo la afirmación. El tema es que es difícil ver mayor ofensa en las palabras del realizador de Taxi Driver. Incluso quienes hemos seguido esta saga y valoramos muchas de sus entregas, no vamos a verlas por ser grandes obras de arte, sino por ser una experiencia adrenalínica y emocionante. Muchos disfrutamos, o disfrutábamos, el subirnos a esta montaña rusa. El problema es que ya van algunos años en que va más lento y pareciera estar estancándose.

Ant-Man and the Wasp: Quantumania no es ese freno definitivo. Al contrario, hasta logra avanzar algo. Pero no es suficiente como para no temer que más pronto que tarde, esta franquicia simplemente sea un viaje lento y seguro, pero sin esa expectativa y emoción que alguna vez generó.