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Misa de Medianoche: la serie de terror del momento

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La serie Misa de Medianoche es la sexta colaboración entre el director Mike Flanagan y Netflix. El director es hace cinco años el rey del terror en la plataforma de streaming, gracias a series y películas que son imprescindibles para los fanáticos del género.

La colaboración comenzó con películas, desde la elogiada “Silencio” en 2016, pasando por Somnia ese mismo año, hasta la que quizás significó el punto de inflexión: “El Juego de Gerald”. Esa adaptación de la novela de mismo nombre de Stephen King, sin duda una de sus mayores influencias, no sólo le valió aplausos del mismo autor, sino que el nombre Mike Flanagan dejara su nicho y pasara a la masividad.

Su popularidad sólo creció cuando continuó su trabajo con Netflix, pero con series en vez de películas. Primero llegó “La Maldición de Hill House” (2018), una adaptación libre de la novela del mismo nombre de Shirley Jackson, y luego “La Maldición de Bly Manor” (2020), adaptación aún más libre de “La Vuelta de Tuerca” de Henry James. En ambas producciones, que se ubicaron entre lo más visto en la plataforma en su estreno, demostraba su estilo: historias donde el terror nace más de la atmósfera que de los sustos repentinos (que igual hay), con una cuidada construcción de personajes y temáticas que van más allá de los clichés del género.

Netflix ha establecido de forma implícita que no es temporada de Halloween sin que Mike Flanagan estrene una serie. Y “Misa de Medianoche” que llegó justo para anticipar octubre, marca justamente eso.

Llegadas impredecibles

La serie tiene una particularidad: es la primera de las series de Flanagan en la plataforma basada en un concepto original, aunque le debe mucho a claras influencias externas.

Misa de Medianoche se centra en Crockett Island, un ficticio pueblo isleño de Estados Unidos, golpeado por una crisis económica que provocó que apenas un centenar de habitantes permanezcan en el lugar. De los que permanecen, la mayoría es devotamente católico, con sus vidas girando en torno a la capilla local.

En ese contexto regresa el pueblo Riley (Zach Gilford), un hombre que cumplió una condena de cuatro años en prisión por atropellar y matar a una joven, mientras conducía bajo los efectos del alcohol. Su llegada marca más el regreso de una oveja negra que de un hijo pródigo, siendo recibido de forma ambivalente por sus padres, y mirado con recelo por el resto de sus vecinos. La única que lo trata distinto Erin (Katy Siegel), su amor de juventud, de cierta manera también alienada por el embarazo que la transformará en una madre soltera.

Pero los ojos rápidamente pasan de Riley y se posan sobre otro de los recién arribados: el padre Paul Hill (Hamish Linklater), nuevo sacerdote de la capilla de la localidad, quien llega a reemplazar al histórico pero avejentado Monseñor de la isla, quien nunca retornó de un viaje que lo llevó a Israel.

La llegada de ambos hombres coincide con hechos extraños. Por un lado, milagros sorprendentes que renuevan la fe de los habitantes de la isla, pero también incidentes siniestros como la muerte de animales e incluso la desaparición de personas.

El terror de la fe

Contar más allá de la premisa sería caer en el territorio del spoiler, ya que la serie juega con las expectativas de la audiencia e introduce impredecibles giros a su trama. Siempre con Flanagan y su habilidad para explorar temáticas a través del terror como principal arma. Si en sus series anteriores el director y guionista abordó conceptos como la familia y el amor a través de historias de fantasmas, aquí su interés está puesto en el concepto de la fe, y la delgada línea entre devoción y fanatismo. También cómo la tradición religiosa puede fácilmente pervertirse en una idea terrorífica.

Misa de Medianoche es una serie original, pero Flanagan toma prestado nuevamente de Stephen King (sobre todo de una de sus novelas, aunque decir su nombre sería también caer en spoilers), a través del interés del maestro del terror en temáticas como las adicciones y el extremismo religioso. Pero el realizador siempre acompaña sus influencias a flor de piel con su habilidad para conseguir grandes actuaciones. Linklater está extraordinario como el sacerdote en el centro del misterio, mientras que la actriz Samantha Sloyan en su papel de una fanática cristiana. Sin duda una de las villanas del año.

Pecados capitales

Aunque, irónicamente, para una serie que habla de pecados, Flanagan cae en algunas de sus fallas tradicionales: los primeros capítulos son lentos, mientras que a lo largo de la historia, los personajes suelen dar extensos discursos que suenen poco naturales. Su final sin duda tampoco dejará satisfechos a todos.

Recomendar la serie también implica hacer dos advertencias: a diferencia de las producciones anteriores del realizador, la sangre abunda en Misa de Medianoche. Y, por otro lado, su tono existencial ligado a su temática de la fe sólo va en aumento. Se puede volver algo angustiante hacia el final, hasta abrumador.

Nada de eso quita que se trata de una de las series más fascinantes del año, cuya ambición es digna de admirar. Quizás al final, no todo el mundo quedará contento con Misa de Medianoche, pero cualquier fanático del terror va a agradecer el perturbador e intenso viaje que ofrece Mike Flanagan.