Fundador de Rivoli: “Empezamos a hacer ruido después de 12 años (…) nos costó mucho”

Soñaba con ser arquitecto, pero terminó diseñando algo más íntimo y efímero: momentos alrededor de una mesa. Su nombre se volvió sinónimo de buena cocina y perseverancia. Fundó Rivoli hace más de tres décadas, cuando Santiago aún no olía a modernidad. Pero el país cambió, y con él, también su manera de mirar la vida. El estallido social, la pandemia y la incertidumbre económica lo obligaron a detenerse, a replantear su legado y a reinventarse.
Hoy, en el mismo rincón de Nueva de Lyon donde nació su historia, el chef vuelve a empezar. Con un Rivoli más pequeño, más íntimo y con alma neoyorquina, levanta una copa a los nuevos tiempos, a la familia y a la resiliencia. Porque aunque Chile, como él dice, “es un país durísimo que no te retribuye el esfuerzo”, él sigue ahí, apostando por lo que ama: cocinar, crear y resistir.