Más Que Un Pitch: El Podcast

Khristian Briones, fundador de Aguas Dimas: “Para mí, esto es combatir la delincuencia”

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En Más que un Pitch, conversamos con Khristian Briones, fundador de Aguas Dimas, una empresa única que brinda oportunidades laborales exclusivamente a personas con antecedentes penales. Su objetivo es impulsar una reinserción social efectiva, reinvirtiendo todas las utilidades en la Fundación Dimas, ampliando así su impacto positivo en la sociedad.
Para comenzar, Briones compartió un poco de su pasado: “Mi historia es bastante similar a la de muchos que han pasado por el Sename o la cárcel. Crecí en un entorno marcado por el abandono de mi padre, rodeado de drogas, con un abuelo alcohólico y tíos que aspiraban neopren. En mi familia no había nadie con estudios. Mi abuelo también creció en la calle e incluso tuvimos que salir a pedir comida juntos. A lo largo de todo esto, fui testigo de cómo las personas adultas también robaban”.
Tras esto, continuó: “A los 14 años, caí en la pasta base, una droga que me enganchó rápidamente, al igual que a mi hermano. Para conseguirla, dejé mi casa y me fui a la calle, donde vivía en un potrero. Comencé a robar, con mucho miedo, los espejos de las micros, esos que los choferes miran hacia atrás. Al mismo tiempo, empecé a entrar y salir del Sename”.
Briones señaló que su paso por el Sename lo acercó aún más al mundo de la delincuencia: “En el Sename, en ese tiempo, no había personal profesional que nos cuidara. No había psicólogos ni las herramientas necesarias para guiarnos. Entonces, ¿Cómo resolvían los conflictos que teníamos? Nos hacían pelear entre nosotros. Los mismos adultos nos llamaban a todos, formaban un círculo, y los que tenían el conflicto se peleaban durante cinco minutos. Así resolvían los problemas. Esto contribuyó a que el Sename se convirtiera en un contexto de violencia, donde aprendí el vocabulario de la delincuencia”.
Pese a convivir en un mundo de delincuencia, su primera entrada a la cárcel fue una experiencia que lo acercó mucho más a la drogas: “Llegué a la cárcel a los 18 años, y ahí todo fue mucho más violento. Ya no era solo pelear con otros, tenías que enfrentarte con estoques. Estuve siete años en prisión, y ese lugar ni siquiera me sirvió para desintoxicarme. Llegué a consumir drogas que nunca antes había probado”. Tras salir de prisión siguió los mismos pasos de antes, lo que hizo que entrara nuevamente a un centro penitenciario: “Buscaba trabajo, pero con mis antecedentes, nada. Pensaba, “¿qué hago?”. Al final, no tuve más opción que tomar el camino que conocía, el que siempre había manejado: seguir robando. Y, claro, al final eso me llevó nuevamente a la cárcel”. 

Sin embargo, en esta segunda pasada por la cárcel conoció una persona que lo hizo encontrar un camino fuera de la delincuencia: “En esta segunda vuelta a la cárcel, aunque seguían las peleas, el consumo de droga y todo lo demás, hubo algo diferente. Conocí a un sacerdote, el padre Nicolás de la Fundación Paternita, y en nuestras conversaciones, él siempre me decía: “Cristian, hay una posibilidad, búscame afuera cuando salgas” y cuando finalmente salí en libertad, lo busqué, y él me dio la oportunidad de trabajar en un supermercado”.

Briones seguía inmerso en el contexto de las drogas, pero su hija lo ayudó a hacer “click” y cambiar el rumbo: “El momento que hizo el clic en mí, el que me dio la fuerza para salir adelante y dejar todo atrás, fue justamente cuando estaba con mi hija, drogándome. Estaba pegándome un pipazo de pasta base, y en medio de la angustia que sentía, de repente, siento que me abrazan las piernas hacia abajo. Era mi hija, que me estaba mirando. Esa mirada me caló tan profundo que me emocionó, incluso hasta el día de hoy. Me arrodillé y pedí a Dios que me ayudara a dejar la droga”.

Luego de ese complicado momento, Briones comenzó a dar charlas, por lo que conoció a mucha gente que lo quiso ayudar, incluso a concretar uno de sus proyectos: “Empecé a darme a conocer a través de las charlas que hago, y que aún sigo haciendo. Fue entonces cuando un amigo, que tiene recursos, me dijo: “Dale para adelante, yo te ayudo con la fundación”. Así fue como creé la Fundación Dimas. Elegí el nombre “Dimas” porque, según la historia, Cristo murió con dos ladrones: uno se burlaba de él, y el otro lo defendió. Ese buen ladrón se llama Dimas”.

Pese a concretar la creación de esta fundación, seguía con al espina de querer hacer algo más y así es como surge Aguas Dimas: “Al principio, mi sueño era vender 50 bidones de agua purificada, pero terminamos vendiendo más de 100 bidones diarios. Hasta ahora, han pasado por nuestro programa 8 personas. La idea es ofrecerles un trabajo donde puedan aprender el hábito laboral, y luego los colocamos en empresas externas, para que sigan creciendo y desarrollándose. Hoy en día somos 4 personas en el equipo. Lo particular de esto es que todos los que trabajamos aquí tenemos antecedentes. Esta iniciativa nació de mi propia experiencia. Ojalá me hubieran dado la oportunidad antes, porque eso hubiera evitado muchos de los delitos que cometí. Mi objetivo es ofrecer esa oportunidad a otros, porque sé que muchos quieren salir adelante, pero a veces no tienen las puertas abiertas para hacerlo”.

Para culminar, puntualizó en que “nosotros ya hemos contribuido a reducir muchos delitos al trabajar con las personas que estamos apoyando. Incluso voy a Carabineros para resaltar que, al enfocarnos en la reinserción, los delitos disminuyen notablemente. De esta manera, Carabineros podría concentrarse más en enfrentar los crímenes organizados, que están creciendo a pasos agigantados. Mi objetivo no es hacerme millonario con esto, sino generar puestos de trabajo. Eso es lo que realmente me interesa: ofrecer oportunidades laborales a quienes más lo necesitan”.

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