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Excomandante en jefe del Ejército Izurieta admite “el desvío de dineros, incluso, para costear requerimientos de la familia de Pinochet”

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En investigación develada por La Tercera, se da cuenta de que el excomandante en jefe del Ejército y exsubsecretario de Defensa Óscar Izurieta Ferrer, admitió varios delitos, entre ellos “el desvío de dineros que tenían como fin actividades de inteligencia, incluso, para costear requerimientos de la familia del fallecido Augusto Pinochet”. Esto gracias a la interrogación de la Ministra Romy Rutherford, conocida por el nivel de detalle que logra cada vez que interroga a algún general (R) del Ejército.

Hace un par de días, la jueza lo citó a declarar como “inculpado bajo sospecha de millonarios desvíos de gastos reservados asignados a la entidad castrense y luego lo dejó detenido en el Batallón de Policía Militar de Peñalolén, centro de reclusión en el cual ha estado hasta la fecha luego de ser procesado por la magistrada en el marco del denominado “caso fraude en el Ejército”, según el mismo medio citado.

Durante esta jornada, su defensor Alejandro Godoy, pidió la libertad bajo fianza, esto quiere decir, el pago de la cantidad de dinero que asegure con comparecía ante el tribunal en el futuro. Pero todavía la jueza no toma la decisión si toma o no la petición de la libertad.

Cuando el excomandante en jefe del Ejército estaba detenido, Rutherford aprovechó dicha instancia y contrapuso versiones cara a cara con el exjefe de Finanzas de la Comandancia en Jefe del Ejército, el coronel (R) Jorge Cortés, quien entregó una de las primeras pistas del mal uso de los millonarios desvíos del ejército.

El resultado de todo el interrogatorio quedó transcrito en 68 páginas y da cuenta de la seguridad de la jueza para imputar a Izurieta por su presunta participación y autoría en los delitos de malversación de caudales públicos y de falsedad de documento militar.

Uno de los principales ejes de la investigación fue la declaración del mismo Izurieta, pues la magistrada aseguró que “admitió haber usado recursos provenientes de gastos reservados para fines distintos de los permitidos por ley, según se lee del detalle del destino que se les dio a aquellos fondos recibidos por la Comandancia en Jefe durante los cuatro años en que el declarante fue comandante en jefe del Ejército”.

En este contexto “reconoció haber ordenado –a otros funcionarios militares– la utilización de dichos recursos también para fines ajenos a inteligencia, contrainteligencia y seguridad. Asimismo, aseveró que firmó la declaración jurada y rendición de cuentas que anualmente se remitía a la Contraloría General de la República sin saber realmente en detalle en qué se habían utilizado los gastos reservados que recibía el Ejército y de los cuales admitió ser el responsable”.

Además, los dichos de Izurieta permiten dar cuenta de qué forma se usaban los gastos reservados del ejército. En este sentido, el uso siempre fue dictaminado por él y el destino de estos fondos, que deben ser exclusivamente utilizados para materias de seguridad nacional, terminó en gastos para el entonces general (R) Pinochet, Lucía Hiriart, regalos injustificados e incluso actividades con editores y periodistas de medios de comunicación.

Gastos para costear a Pinochet y su familia

Izurieta le reconoció a Rutherford que durante su ejercicio usó los fondos para mantener a Pinochet.  “En sus primeros años parte de los recursos de gastos reservados iban al general Pinochet y su familia (…). Afirma que el general Pinochet gastaba mucha plata, porque era una persona que mucha gente hubiese querido que muriera antes de su muerte natural”.

Según el exjefe del Ejército, cuando Pinochet volvió a Chile, luego de su detención en Londres, “había mucha animadversión con él”. Por lo tanto, se trataba de un general “que había que cuidar”. Esto, agregó, se tradujo en que había que “tener personal a su disposición, como médico, enfermeros, escoltas”, y que “todo eso generaba muchos gastos”.

Pero Izurieta se justificaba. Le dijo a la jueza que “todo estaba amparado en el decreto supremo que avalaba custodiar a los excomandantes en jefe”.

De acuerdo a La Tercera, l vínculo con la familia Pinochet estuvo a cargo de la Comandancia Guarnición del Ejército de la Región Metropolitana. Esta repartición, dice el procesamiento, “se encargaba de mantener todo el sistema de escolta, de salud y de apoyo de la gente que custodiaba y atendía al general Pinochet”.

La investigación también incluye la declaración del exsecretario general del Ejército Andrés Avendaño Rojas. El general (R) argumentó que “pagó placas, arreglos y trabajos de la placa funeraria, todo relacionado con la muerte del general Pinochet”. También dijo que  “se utilizaron estos recursos de gastos reservados para trasladar y ubicar el lugar donde enterrar al general Pinochet, como así también gastos para hacer lobby para conseguir que lo enterraran en alguna parte”. Esto independientemente de que la familia decidió cremarlo y dejar las cenizas en la casa de Bucalemu.

Izurieta señaló que “no dispuso hacer gastos relativos a la muerte del general Pinochet”, pero agregó que “es posible que él haya dispuesto hacer gastos respecto de la placa conmemorativa del general Pinochet, pero que no está seguro, ya que este tema fue algo que él se encargó personalmente con la familia del general Pinochet, y él no tuvo ninguna injerencia en esos asuntos”.

Además, también reconoció que  “a veces la señora del general Pinochet (Hiriart) lo llamaba solicitando alguna ayuda económica y reconoce que le entregaba los recursos o se los enviaba con alguien”. Y dijo que“quizá ocurrió en dos ocasiones en que le entregó $ 1.000.000 cada vez”. 

Incluyendo todo los gastos mencionados, Izurieta también destinó parte para: Lobby comunicacional, regalos para matrimonios, para sus propios gastos como “mesada” y para excomandantes en jefe.