Entrevistas

Bernardo Navarrete por reuniones de ministros con Zalaquett: “Después nos quejamos del desprestigio de las instituciones”

Las reuniones entre figuras del oficialismo con personeros del mundo privado, sobre todo el encuentro entre el ministro de Economía, Nicolás Grau, con el lobbista y exalcalde UDI Pablo Zalaquett, pusieron el foco nuevamente en la ley de Lobby. No solo por el debate de si dichas conversaciones debieron ser registradas o no bajo esa normativa, sino que también por los cuestionamientos sobre si la ley de Lobby es realmente efectiva.

En entrevista con ‘Qué Hay De Nuevo’, el presidente del Consejo Para La Transparencia, Bernardo Navarrete, explicó que la reunión del ministro Grau con Zalaquett si constituyó lobby, pese a las versiones del titular de Economía:

“Sí, califican como lobby. Pablo Zalaquett es lobbista, está registrado como tal. Recibe ingresos por realizar en ese trabajo. Por eso se crea una ley para contener la gestión de intereses. Si se reúne con el ministro de Economía y la ministra de Medio Ambiente y representantes de la salmonicultura, lucra con eso”.

Para Navarrete, las explicaciones que se han ofrecido hasta el momento para fundamentar que estos encuentros no hayan sido inscritos bajo la ley de lobby no son convincentes:

“Me llama la atención que Zalaquett fundamente su actuar como si fuese en interés de todos los chilenos, cuando la ley de lobby precisamente limita las reuniones con privados por eso. Si asumimos que la casa de Zalaquett es la de todos los chilenos, traslademos La Moneda y todo para allá”. 

Además, el presidente del Consejo Para La Transparencia no ve que la versión del ministro Grau, sobre que solo se juntaron a ‘conversar’ con empresarios, tenga mucha lógica:

“Es muy difícil que un empresario, que tiene su tiempo monetarizado, le de tiempo a algo que no es de su interés, a menos que esté directamente relacionado con su área de influencia”.

Los ojos están puestos sobre la ley de Lobby y su aparente incapacidad de evitar que ocurran situaciones como la que remece actualmente al gobierno:

“Es una ley perfectamente imperfecta. Lleva 10 años. No tiene capacidad de sancionar y no tiene investigaciones reales vía sumario… El objetivo de una ley de lobby en cualquier democracia debería ser restringir el acercamiento de los privados a las autoridades”.

Navarrete teme que este tipo de escenarios solo sirvan para desprestigiar aún más a las instituciones del país:

“Alguien se puede preguntar ‘¿Por qué yo sí tengo que seguir las reglas?’. Después nos estamos quejando de que la gente cree que todos los políticos son corruptos”.

¿Cuál es la solución? Bernardo Navarrete ve dos opciones:

“O sacamos esta ley completa e introducimos otra, o hacemos una modificación a la ley actual. El gobierno ya está trabajando con la OCDE para mejorar la ley según la norma europea, que es bastante más draconiana”.