Entrevistas

Carlos Peña advierte que “estamos abandonando el principio básico de la democracia” y observa “severos problemas de manejo político del gobierno”

El columnista y rector de la Universidad Diego Portales, realizó un crudo análisis de la realidad en el país y manifestó su preocupación por la falta de racionalidad en las discusiones políticas.

En conversación con Quién Lo Diría, el rector Peña se refirió al momento de la clase política y al manejo del gobierno durante la crisis sanitaria. Sobre esto, comentó que “nada de lo que ocurre hoy día puede ser comprendido cabalmente sin atender al fenómeno de octubre que estuvo acompañado de un diagnóstico fácil”. Agregó además que “eso permeó a las fuerzas políticas y lo que estamos viendo es una mezcla entre la estela de ese simplismo junto con severos problemas de manejo político del gobierno”.

Respecto de la aprobación del proyecto que permite el retiro del 10% de los fondos de la AFP, Peña aseguró que “es un proyecto erróneo cuyos beneficios son menores que el perjuicio que en el futuro podría causar. Es muy sorprendente lo que ha ocurrido, un comportamiento previsible de la derecha que el gobierno no fue capaz de ni de prever ni contener ha llevado a aprobar un proyecto que no parece estar alineado del todo con el bienestar social”.

En esta línea, expresó que “El espectáculo de todos los parlamentarios celebrando como escolares revela una cierta frivolidad disfrazada de preocupación social a la hora de adoptar las decisiones. El sistema político parece no estar funcionando”, sostuvo el rector.

Consultado por la responsabilidad del Ejecutivo, Peña fue crítico y enfatizó que “hay una cierta impericia en el gobierno, un gabinete político débil, un conjunto de ministros que se esmeran en apoyar lo que suponen es una figura presidencial desmedrada. Tenemos un gobierno bastante débil (…) se requiere un gabinete más autónomo con mayor capacidad”.

Por último agregó que “el problema es que estamos abandonando el principio básico de la democracia y los cambios requieren racionalidad de las fuerzas políticas, fidelidad a su propia identidad, a no confundir las cosas y no discutir cuestiones de largo plazo que requieren amplia deliberación sirviéndose del miedo inmediato de las personas”.