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El fútbol femenino necesita mejor prensa

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Por Matías de la Maza.

El diario Marca, el medio deportivo “especializado” más importante de Madrid, vinculado al Real, puso en su portada el martes 22 de agosto la imagen de la Selección Femenina de fútbol, campeona del Mundo, recorriendo las calles de la capital en un bus con la copa. “Historia de España”, dice el titular. “Dos superfotos con las heroínas”, promociona el suplemento.

fútbol femenino

Los titulares de la última semana, camino a la final donde las hispanas vencerían a Inglaterra, eran de un tono entusiasta similar. Pero el archivo no muerde y es ejemplificador revisarlo. Cuando empezó el Mundial, Marca dedicó su portada a una entrevista con la delantera Alba Redondo, pero después no utilizó ninguna imagen de la Selección como noticia principal en la fase de grupos de la copa en Australia y Nueva Zelanda. Ni con el debut 3-0 sobre Costa Rica, la goleada 5-0 a Zambia, ni tampoco con la dura derrota 4-0 frente a Japón. Recién en los octavos de final, los triunfos de “la Roja” (sí, le dicen La Roja también) fueron suficientes para ser la noticia principal del suplemento.

De hecho, antes del Mundial, desde septiembre del año pasado, Marca utilizó su portada, que se actualiza todos los días, para destacar el fútbol femenino en sólo tres ocasiones: cuando el Barcelona fue campeón de la Champions en junio, una entrevista con la jugadora culé Alexia Putellas en diciembre y cuando la misma Putellas ganó el Balón de Oro (en una portada compartida con el ganador masculino, Karim Benzema). Y la de ese septiembre de 2022. ¿El título? “El chantaje es inaceptable”.

Con “chantaje” se referían a la decisión de 15 jugadoras de renunciar a la Selección, después de que acusaran una falta de manejo de la federación y el entrenador, Jorge Vilda. Según Marca, las “rebeldes” pedían la destitución del técnico, algo que las jugadoras desmintieron.

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De hecho, ni siquiera hicieron público su descontento. Mandaron una carta privada a la federación de fútbol, cuyos dirigentes procedieron a filtrar. El fondo de su queja: lo que sentían como una falta de ambición entre directivos y cuerpo técnico. Una baja calidad en los entrenamientos en la Selección versus el rigor que enfrentaban en sus clubes. Y peticiones lamentablemente repetidas en el fútbol femenino: mejorar cosas básicas como el transporte y el alojamiento.

En resumen: querían ser mejores. Aprovechar una generación de futbolistas de élite.

España ya tenía su primer título mundial en la Selección masculina, conseguido en 2010, tras décadas construyendo una de los mejores torneos del planeta y aprovechando una camada de futbolistas extraordinarios. Pero el fútbol femenino tiene una historia mucho más corta. El Barcelona, el equipo que más jugadoras aporta a la Selección, recién profesionalizó su plantel en 2015 (cuando ya tenían cuatro títulos, conseguidos en base a talento y no recursos). Mientras que España pasó una ley de profesionalización de su balompié femenino apenas en 2021 (y sus efectos aún no son transversales).

Aun así, que un grupo de futbolistas tuviera plena conciencia de sus habilidades y exigiera una mejor preparación para conseguir algo histórico era “chantaje”. Pero ahora, son “campeonas”, “heroínas”. En ningún momento Marca ha destacado que seis de esas heroínas apoyaron la renuncia a la Selección y tres de ellas (incluyendo la mejor jugadora del torneo, Aitana Bonmatí) fueron partícipes directas de la rebelión.

Fútbol Femenino

Los medios “especializados” en España que suelen caer en comentarios discriminadores, sexistas y partidarios no incluyen solo a Marca. As, Sport y los demás también (si quieres buena prensa deportiva hispana, hay que ir a los periódicos y sitios de noticias).

La semana post Copa del Mundo ha sido un ejemplo de aquello. Desde quienes celebran el título sólo en pos de burlarse de las seleccionadas que se rehusaron a volver al equipo, hasta la cobertura del insólito beso en la boca que le dio el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, a una de las figuras del equipo, Jenni Hermoso.

No sólo para quienes han dedicado artículos vergonzosos al hecho, como As, cuyo titular de portada el jueves 24 de agosto fue “Hermoso deja caer a Rubiales”. Esto porque la jugadora, después de presuntamente haber defendido el polémico beso en un comunicado de la Federación, finalmente condenó el hecho a través del sindicato de futbolistas. Eso, para As, fue “dejar caer”. Casi una traición. Sin importar lo que sintiera la involucrada. 

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No, también por la forma en que la cobertura del “beso” ha sido lo que más se ha escrito de fútbol femenino en toda la semana. Eso no es malo per se. Es hasta entendible. Las polémicas, sobre todo en torno a hechos inaceptables como este, dan para coberturas extensas. Más aún cuando terminan (con justicia) descabezando a una organización. Hasta Marca, sin hacer ninguna referencia a su postura de hace un año, ha pedido la renuncia del dirigente.

Pero también no deja de ser lamentable sentir que como prensa, no solo hispana, sino que mundial, habríamos dejado de hablar del hito español bastante antes si es que no fuera por la controversia. A pesar de lo histórico. España fue una Selección que a pesar de un fuerte conflicto interno logró levantar el máximo trofeo del fútbol. Que recién hace cuatro años conseguía su primer triunfo en un torneo de este tipo y que nunca había pasado de los octavos de final. Había y hay mucho que analizar, mucho que comentar.

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Se dice que el fútbol femenino no tiene tanta cobertura porque “no es masivo” y “no mueve tantos recursos”. Y es verdad. Pero como prensa no nos detenemos a analizar nuestro rol en esa realidad. Difícilmente el balompié femenino va a ser tan masivo como el masculino si no se cubre con la misma vitrina. Si no se habla del torneo local, de la Selección, de los fichajes, de sus triunfos y sus crisis.

La prensa futbolística española será un caso extremo, pero es también reflejo de un problema global. En Chile, la generación dorada liderada por Tiane Endler subió la cobertura que le damos al fútbol femenino, pero poco. No se habla del torneo nacional ni tampoco se incluye a las mujeres en la grave crisis que el fútbol chileno está atravesando, marcado por una pésima gestión.

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Instancias como el Mundial son oportunidades para cambiar eso. Y es porque es difícil haber visto el juego de España y no enamorarse de ese equipo. También de Australia, Inglaterra, Colombia, Japón y los grandes planteles que protagonizaron el torneo. Esa visibilidad, que tan rara vez llega a nivel mediático sobre el fútbol femenino, tiene que aprovecharse. Muchos queremos seguir sabiendo de esos equipos y de esas jugadoras. Pero si como prensa nos olvidamos (todos, porque los errores de la prensa son de todos quienes la ejercemos) de ellas, entonces sólo seguimos siendo cómplices en hacerlas invisibles.

El caso Rubiales ha mantenido a buena parte de la prensa deportiva occidental comentando una noticia de fútbol femenino. ¿El vaso mediolleno? Ha servido para visibilizar la dura realidad del balompié jugado por mujeres y ha reivindicado que cuando las seleccionadas protestaron hace un año no era una “pataleta” o “chantaje”. De hecho, ya van 80 jugadoras que han renunciado al equipo, en esta ocasión por el episodio Rubiales.

El problema es que esa extensa cobertura post Mundial ha sido producto de un hombre que, una vez más, se ha robado la atención de una noticia que debió haber sido sobre mujeres.

Ojalá que, cuando esto pase, busquemos otras noticias en ese mismo mundo. Esta vez deportivas.