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¿Qué pasará ahora en Succession?

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Por Matías de la Maza.

ALERTA DE SPOILERS: esta columna contiene detalles de lo ocurrido en el capítulo tres de la cuarta (y última) temporada de la serie Succession, de HBO.

 

En serio.

 

Turbo híper mega spoilers a continuación.

 

Si seguiste leyendo es porque ya viste el capítulo o simplemente nada te importa.

 

Última oportunidad para ir a ver Bambi.

 

¿Seguro?

 

Vamos.

 

Logan Roy está muerto. Tras 32 capítulos siendo el centro de gravedad alrededor de quien giraban todos los acontecimientos de la trama, el personaje principal (y antagonista) de Succession dejó de existir. Un acontecimiento que si bien era inevitable (la serie venía jugando con sus problemas de salud desde su primer episodio y dejando claro que la “sucesión” a la que alude su título no ocurriría mientras Logan siguiera vivo), no dejó de ser sorpresivo por la forma, repentina y sin fanfarria, y porque ahora la serie afrontará sus siete últimos capítulos con el vacío que va a dejar el personaje del magnate mediático y patriarca, interpretado siempre de manera magistral por el escocés Brian Cox.

El tercer capítulo de la última temporada de la serie dejó a todos sus seguidores (y protagonistas) en shock, pero, al mismo tiempo, pareciera que era la única forma en que un personaje como Logan Roy podía despedirse: con un último “jódanse”, no en las palabras pero sí en los hechos, demostrando que la vida es tan cruel e impredecible como el mismo personaje, y que casi nunca entrega la oportunidad de atar todos los cabos. Logan ni siquiera murió en cámara. Tuvo un paro cardiorrespiratorio en el baño de un avión y la noticia llega a los oídos de sus hijos cuando, a pesar de la negación de todos, no hay nada que hacer. Quedó mucho por decir, mucho por conseguir y mucho por reparar. Nada de eso ocurrirá.

Y así, la historia de Logan Roy llegó a su fin. Pero a Succession todavía le quedan siete capítulos en donde debe resolver su historia, ahora con su hijos; Kendall (Jeremy Strong), Roman (Kieran Culkin), Shiv (Sarah Snook) y, en menor medida, Connor (Alan Ruck) como los únicos jugadores en esta competencia de poder por tomar el control del conglomerado multimedia Waystar Royco. ¿De qué forma la serie pretende llegar a la meta sin Logan en la ecuación? Aquí algunas de las posibilidades.

 

 

Guerra Civil Roy (de nuevo)

Buena parte de Succession ha visto a los hermanos Roy, con la excepción de Connor (de quien hablaremos más tarde), en una constante competencia por el afecto de su ahora fallecido padre, lo que ha hecho de la relación entre ellos algo frágil, sino derechamente hostil. No sería extraño que tras la muerte de Logan, Kendall, Roman y Shiv volvieran a posar sus ojos en su objetivo final: el dominio sobre la empresa de su progenitor. Y, como en Game of Thrones, sólo puede haber un rey o reina. Por lo que no hay lazo familiar que valga cuando entra en juego la ambición.

Succession

Ya la tercera temporada vio una guerra civil desatada en la familia cuando Kendall decidió arremeter legalmente contra su padre, algo que lo tuvo enfrentado con el resto de sus hermanos, aunque el frustrado intento terminó por unir a los hijos de Logan de una forma que no se veía desde la primera temporada. Pero no sería extraño que ahora cada heredero Roy decidiera jugar sus cartas para hacerse del trono, sin importar si significa una guerra fratricida. Después de todo, ninguno ha demostrado particularmente ser una buena persona. Pero…

 

La última alianza

…una de las gracias de Succession es que la serie siempre ha encontrado la humanidad detrás de personajes que, probablemente de existir en la vida real, serían sólo detestables. Sí, cada una de estas personas está profundamente rota psicológicamente, en parte por su relación con su padre y en parte por el exceso de privilegios que conlleva ser multimillonarios. Pero también tienen características redimibles. Una de ellas es que, a pesar de sus constantes enfrentamientos y puñales metafóricos por la espalda, los Roy se quieren. Sobre todo Kendall, Shiv y Roman, que siempre han compartido el ser los más presionados y manipulados por Logan.

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En el final de la tercera temporada parecían listos para reconocer ese amor por sobre los intereses personales, para unirse en la lucha contra su padre. Perdieron esa batalla (de manera brutal) y el inicio de este cuarto ciclo mostró que la alianza ya tenía algunas grietas considerables. Pero la muerte de su padre pareciera, aunque sea momentáneamente, recordarles que, al final del día, sólo se tienen el uno al otro. Un abrazo desolador cerca del final del episodio fue una prueba más de que algo de humanidad tiene este grupo de cretinos. ¿Podrán unirse y hacerse del control de la empresa que siempre quisieron? Sería lo más cercano a un final feliz que podría tener esta serie.

 

La derrota total del clan

Unidos o por separado, los Roy no la tienen fácil en el objetivo de mantener el control de Waystar Royco. La muerte de Logan sin duda significará sangre en el agua para todos quienes se soban las manos para llegar como carroñeros y quedarse con un pedazo del poder que ostentaba el magnate. El primero es el empresario tecnológico sueco Lukas Matsson (Alexander Skarsgard), quien, incluso antes del fallecimiento del patriarca, estaba a días de concretar la compra de su empresa. Y poco indica que Matsson quiera tener a ninguno de los Roy cerca si es que ese trato se finaliza.

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Incluso, si los hermanos lograran dar vuelta el tablero e impedir la venta, están los múltiples lacayos de Logan que siempre se mostraron a favor de hacerlos a un lado de la compañía. Ni hablar del directorio, donde personajes como Stewy (Arian Moayed) muestra un pragmatismo que lo puede llevar a traicionar a cualquiera si no hace sentido, financieramente hablando, apoyarlo. Si los Roy no tienen su respaldo, difícilmente llegarán muy lejos.

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En su último enfrentamiento cara a cara, Logan le dijo a sus hijos; “los amo, pero no son personas serias”. Y por más bien que nos caigan, ninguno de sus descendientes ha mostrado realmente las habilidades o la estabilidad mental para hacerse cargo de un imperio. Quizás, el objetivo de Succession siempre fue mostrar a los Roy intentar y fallar en suceder a su padre, a quien podrían no derrotar incluso sin su omnipotente figura presente.

 

Connor los supera a todos

¿Se imaginan a Connor como el que ocupa el trono de Logan al final? No, en serio, eso no va a pasar. Durante buena parte de la serie, el mayor de los hermanos Roy ha sido más un alivio cómico. Una broma hecha persona, no sólo para la audiencia, sino que para el resto de su familia. Hijo de una madre distinta del resto de sus hermanos y el único que ni por si acaso le ha trabajado un día a nadie, viviendo siempre del sustento de su padre, e incluso teniendo una relación sentimental marcada por la transacción económica, Connor está aislado por todas partes.

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Pero la serie, y sobre todo la interpretación de Alan Ruck, han hecho de la oveja negra de la familia un personaje que ha evolucionado desde lo sencillamente despreciable hasta otra víctima de su clan disfuncional. Que sus primera palabras tras la muerte de Logan hayan sido un “nunca me quiso” fue sencillamente desolador. Y su monólogo en el segundo capítulo de este último ciclo, donde encara la falta de afecto y respeto de sus hermanos, y afirma haberse acostumbrado a vivir “sin amor”, lo que considera un superpoder, hacen de Ruck un serio contendor al Emmy a Mejor Actor de Reparto.

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Sí, Connor será una broma para casi todos, pero al final de la serie, podría ser el único cerca de algo cercano a la felicidad. O por último, una tranquila resignación. No será el CEO de Waystar Royco, ni tendrá una relación romántica con su escort transformada en esposa Willa (Justine Lupe), pero tiene seguridad económica, ninguna ambición y ahora, al fin, nadie que le recuerde constantemente la decepción que es. En el ocaso de Succession, Connor podría ser el Roy más en paz consigo mismo y con el mundo que lo rodea.