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Recomendado Infinita: Los mejores discos del 2022

Por Ignacio De La Maza

Podría jurar que cerré los ojos en Año Nuevo y ya estamos a finales del 2022. Como ha sido la tónica de estos tiempos, los últimos 12 meses han sido intensos, impredecibles, complejos, a veces ridículos, otras veces desgarradores, a ratos incluso con una cuota de esperanza y optimismo.

No es de extrañar que la mejor música de la temporada refleje esos sentimientos. Que las colecciones de canciones más esenciales del 2022 sean aquellas que sienten la presión de la modernidad y buscan redención en la comunión y el reencuentro. Que sean obras que miran al pasado buscando respuestas sobre el futuro. Quizás siempre ha sido así, quizás esa es la naturaleza de la música popular. Eso es lo bonito de las canciones que nos gustan: Son una conversación colectiva y permanente, un puente entre las múltiples experiencias que nos unen.

O quizás estoy usando demasiadas palabras largas para solo decir ‘la música es lo máximo’. Pero bueno, efectivamente es lo máximo, y dan ganas de hablar mucho sobre eso. Estos fueron los mejores discos que escuchamos en el 2022.

El mejor disco pop: The Weeknd – Dawn FM

Antes de convertirse en una de las estrellas pop más grandes del planeta, The Weeknd se hizo un nombre en el circuito independiente al editar una serie de mixtapes de sonido insular, decadente y siniestro. ‘Dawn FM’ (y su fantástico antecesor ‘After Hours’) parece reconciliar los inicios del artista canadiense con su presente como una figura monolítica en la escena musical contemporánea. Anclado por la voz espectral de Jim Carrey (uno de los tantos cameos inesperados en esta joya de disco), ‘Dawn FM’ encuentra a Abel Tesfaye despachando el pop más aventurado de su carrera, desde la claustrofóbica ‘Sacrifice’ hasta la épica oda disco a la asfixia erótica que es ‘Take My Breath’. Un álbum en donde lo dulce, lo oscuro, lo convocante y lo antagónico conviven en un mismo lugar. The Weeknd muestra un nivel de ambición que varios de sus pares ya querrían.

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El mejor disco pop 2: Harry Styles – Harry’s House

Podría argumentar que ‘Harry’s House’ no es mejor que los trabajos pasados de la sorprendente carrera solista de Harry Styles, pero eso poco importa. El disco es más que nada un testamento al carisma extraordinario del ex One Direction, y también a su apreciable variedad de influencias. ‘Harry’s House’ rinde tributo al funky setentero, al R&B clásico e incluso al city pop japonés y en especial al artista nipón Haruomi Hosono, el influyente líder de la Yellow Magic Orchestra. Por supuesto, también es un tributo al lascivo amor de Styles por su actual pareja, la actriz y cineasta Olivia Wilde, un trabajo que rapsodia a la sexualidad doméstica y que ubica a ‘Harry’s House’ en una larga tradición de álbumes que va desde ‘Ram’ de Paul McCartney hasta el disco homónimo de Beyonce. Encantador, preciso, fresco y pegajoso, es la escucha perfecta para cuando los días se vuelvan más cálidos.

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El mejor disco de rock: Spoon – Lucifer On The Sofa

Spoon lleva casi 3 décadas siendo la banda más consistente y subvalorada del rock contemporáneo, y en ‘Lucifer On The Sofa’ asumen un rol de clasicistas de la guitarra con una dignidad, creatividad y lucidez que las bandas de este género no debiesen ser capaces de alcanzar en su décimo trabajo de estudio. Fuertemente influenciado por el sonido apretado y preciso de bandas como ZZ Top, el vocalista Britt Daniels describió el álbum como ‘rock clásico para alguien que nunca entendió a Eric Clapton’, una declaración de principios que recalca la eficiencia por sobre pirotecnia en golpes directos como ‘The Hardest Cut’ y ‘Wild’. Sin embargo, ‘Lucifer On The Sofa’ también homenajea a un cierto ideal de ‘rock de bares’, una escena fuertemente golpeada por la pandemia del COVID-19 y que todavía se encuentra lamiendo sus heridas. A su humilde manera, Spoon demuestra el poder de una guitarra, un bajo, una batería y la capacidad de esos elementos para hacer música urgente y viva. De eso se trata todo.

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El mejor disco de Radiohead que no es Radiohead: The Smile – A Light For Attracting Attention

No sé qué carajo está pasando con Radiohead, pero al menos Thom Yorke y Jonny Greenwood, sus dos compositores principales, han encontrado un nuevo canal para su inspiración. The Smile surgió como un inesperado proyecto pandémico, en donde vocalista y guitarrista de Radiohead son acompañados por Tom Skinner, batero de los iconoclastas jazzistas londinenses Sons Of Kemmet. La combinación no solo le permite a Yorke y Greenwood indagar en ciertos sonidos que no han hecho aparición en la carrera del quinteto de Oxford, particularmente una notoria influencia afrobeat, sino que además los libera para volver a propuestas que uno no habría esperado volver a escuchar de músicos que miran compulsivamente hacia el futuro. Canciones como ‘You Will Never Work In Television Again’ suenan a secuelas del clásico guitarrero ‘The Bends’ (1995), mientras que ‘Free In The Knowledge’ y ‘Open The Floodgates’ apelan a una belleza simple que había estado ausente de los esfuerzos más vanguardistas de Radiohead. Por supuesto, hasta sus momentos de mayor gentileza son apaciguados por las clásicas preocupaciones de Yorke: La inhumanidad del hombre, el consumo excesivo y el avance tecnológico desenfrenado que han llevado a la sociedad a mirar directamente al precipicio. No se si The Smile es un proyecto pasajero o algo más permanente, pero ‘A Light For Attracting Atention’ rasca de forma perfecta esa ansiedad contemporánea que deja el vacío de Radiohead.

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El mejor regreso: Tears For Fears – The Tipping Point

Tears For Fears no tiene ningún derecho a sacar un disco tan bueno a tantos años de su época de gloria. Es inaudito. Solo comparable con el revival noventero de Bob Dylan o el último álbum de David Bowie. A casi 40 años del clásico ‘Songs From The Big Chair’ y a 18 desde su último trabajo de estudio, Roland Orzabal y Curt Smith han regresado con un álbum generoso e íntimo, lleno de momentos de pop artístico, sensible y perfectamente calibrado que no solo expande sino que además consolida su legado. ‘The Tipping Point’ nace de la muerte de la señora de Orzabal por 35 años y su posterior reconexión con Smith, una alianza artística y personal que revela el poder para sanar de la música. Rara vez figuras de su edad y trayectoria se han mostrado de forma tan desnuda tan adentrados en su carrera, pero eso solo enfatiza el corazón palpitante que ha movido a Tears For Fears desde sus inicios. Un lujo.

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El mejor regreso 2: Red Hot Chili Peppers – Unlimited Love

Hay algo conmovedor en la longevidad de la carrera de los Red Hot Chili Peppers, todavía aquí, todavía alérgicos a usar poleras, todavía enamorados de California. Su existencia es ridícula y gloriosa al mismo tiempo. Más conmovedor es el regreso del guitarrista John Frusciante, pieza fundamental en la historia de la banda que convirtió su obsesión con Parliament-Funkadelic y el hedonismo juvenil en algo nostálgico, melódico y hasta triste. El músico no grababa con los Chili Peppers desde el 2007, y su retorno hace de ‘Unlimited Love’ el trabajo más inmediato y majestuoso de la banda desde esa era. Sin embargo, la consistencia de los bajos acuáticos de Flea, la batería portentosa de Chad Smith, y la poesía callejera incoherente de Anthony Kiedes es lo que hace que el disco se sienta como el reencuentro con un viejo amigo: Quizás hay más arrugas, quizás la conversación desvaría más que antes, pero al final del día se siente como en los buenos tiempos.

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El mejor disco hip hop: Kendrick Lamar – Mr. Morale And The Big Steppers

Kendrick Lamar fue a terapia y decidió que no quiere ser la voz de una generación. Eso queda claro en ‘Mr. Morale And The Big Steppers’, primer álbum del artista más aclamado de estos tiempos en 5 años, y uno de los trabajos de hip hop más complejos y ambiguos que se hayan visto. Denso y antagónico en donde su anterior álbum ‘DAMN.’ (2017) era convocante y melódico, ‘Mr. Morale…’ deconstruye la figura de Lamar, desentrañando las presiones de la fama, su antigua homofobia, su relación con el género femenino y su status como ícono. Es un retrato frecuentemente incómodo (el disco cuenta con la presencia de Kodak Black, condenado por violación, e incluye una canción en donde Lamar confronta sus sentimientos sobre la comunidad transexual de forma… imperfecta), pero como buen arte, se rehúsa a darte respuestas fáciles y a cambio pone puntos de conversación sobre la mesa. Puede que sea el intento de Kendrick Lamar de hacer un ‘Kid A’, el disco con el que Radiohead intentó rehuir de su propio éxito, pero al igual que ese trabajo seminal, al final solo establece aún más la valentía artística del californiano. Más discos deberían tomar estos riesgos.

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El mejor disco urbano: Bad Bunny – Un Verano Sin Ti

Llega un punto en donde uno se pregunta cómo es que Benito Martínez lo sigue logrando. En un género en donde se corre el riesgo de volverse predecible, Bad Bunny se mantiene orgullosamente iconoclasta, su música llena de beats adictivos, fraseos interesantes y, por sobre todo, ideas. ‘Un Verano Sin Ti’ puede ser su mejor obra hasta la fecha, una odisea cromática por a través de la música centroamericana que reconcilia los dos lados del artista: El jugador despiadado y el alma sensible. El orden de canciones es simplemente implacable, una playlist de fiesta caribeña que pasa de la euforia del momento a la resaca de la contemplación, metiendo las canciones más seductoras y también las más tristes en la carrera de Bad Bunny. Como siempre, el mayor talento de Martínez está en su fenomenal gusto: Cada beat, cada sonido, está desplegado de forma cuidadosa y con miras al mayor efecto posible. Mientras otros se vuelven cada vez más monocromáticos, el puertorriqueño sigue buscando formas de meterle color.

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El mejor disco nostálgico: Father John Misty – Chloe And The Next 20th Century

Josh Tillman tenía 31 años y una década en la industria musical (incluyendo un tiempo como baterista de Fleet Foxes) cuando un viaje en LSD lo hizo concluir que estaba haciendo todo mal y era necesario un cambio. Así renació como Father John Misty, manteniendo un gusto por el folk californiano pero agregando una barbárica dosis de ironía, metatextualidad y cinismo. El proyecto es básicamente un tributo/parodia a la solemnidad de grandes cantautores como Leonard Cohen, pero uno en donde Tillman no puede esconder su genuina admiración por el formato. Su más reciente álbum es quizás su mayor subversión. Dejando atrás la psicodelia romántica de sus anteriores discos, ‘Chloe And The Next 20th Century’ indaga en sonidos pre-rock and roll, incluyendo jazz vocal y swing. Por supuesto, su nueva propensión por la nostalgia no ha domesticado a su mordaz comentario social. No por nada el álbum comienza con un ragtime que cuenta la historia del suicidio del personaje titular (‘Chloe’) y luego pasa la siguiente hora exhibiendo como la violencia y la crueldad de los momentos más oscuros de mediados del siglo XX ha encontrado nueva cabida en la era contemporánea. Como siempre, la lengua de Father John Misty es acerba, incluso cuando la música se vuelve gentil.

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Ya bueno, otro para los nostálgicos: Weyes Blood – And In The Darkness, Hearts Aglow

Natalie Mering es la heredera indiscutida de las grandes cantautoras de los 70s. Como Joni Mitchell y Carole King antes de ella, la artista que graba bajo el nombre de Weyes Blood hace canciones de pop barroco y rimbombante, y al igual que ellas, su corazón es imposible de ocultar. En su más reciente álbum, Mering mira directamente hacia una cultura de conexión digital permanente, de inmensa soledad y de aparente incapacidad de formar conexiones genuinas. Pero lo que podría ser un trabajo oscuro y portentoso resulta todo lo contrario, un disco tan lleno de ideas, desde arreglos orquestales hasta coqueteos con la electrónica experimental, que hace de cada una de sus composiciones un mundo de emociones. No deja de ser conmovedor que una obra artística acerca de nuestro terrible aislamiento sea tan convocante, empático y generoso.

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El mejor indie: Big Thief – Dragon New Warm Mountain I Believe In You

El ‘disco doble’ es quizás el concepto más indulgente de la música popular, vestigio de una era en donde artistas se podían dar el lujo de explorar todas sus ideas, por más excesivas o alocadas que fueran. Big Thief, la aclamada banda neoyorkina que lleva 1 década haciendo folk rock hipnótico y postmodernista, utiliza el concepto para algo más simple: Dejar en claro lo buenos que son. El cliché sobre este grupo es que sus 4 integrantes operan como 1 solo organismo, pero nunca antes esa frase había tenido tanto sentido para describir su música. Cada canción esconde una cantidad de melodías, ideas y sonidos interesantes que hacen que suenen como células mutando y tomando forma. Por supuesto, siendo un álbum doble, Big Thief encuentra la excusa para experimentar con múltiples aproximaciones: El humorísitico country de ‘Spud Infinity’ comparte espacio con canciones que suenan como My Bloody Valentine (‘Little Things’), Radiohead (‘Blurred View’), Peter Gabriel (‘Time Escaping’), momentos de belleza devastadora (el tema titular) y violencia desesperada (‘Love, Love, Love’). Es música de creatividad desatada y genuino goce por el descubrimiento, es una oda a la comunión y a los sonidos que podemos hacer con la ayuda de otros. Es de esa música que te hace sentir vivo. Y al final para qué escuchamos canciones si no es para sentirnos vivos.

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El mejor disco para volver a la pista de baile: Beyonce –Renaissance

No culpo a quien percibe las alabanzas rococó que recibe cada movimiento público que haga Beyonce con un poco de sospecha. Después de todo, son pocos los ejemplos en la historia de la música (o la de lo que sea) en donde alguien exhibe semejantes niveles de constancia y talento. Pero Beyonce Knowles es simplemente así de buena.  Qué se le va a hacer. Beyonce entendió perfectamente la clase de disco pop que se necesitaba en el 2022, uno que invitara de regreso a la pista de baile con una bravura desafiante. La artista se entrega de lleno a la la influencia de la música house, tanto a nivel histórico (una electrónica de fuerte bajo, nacida en comunidades negras y adaptada del funk) como en un ámbito absolutamente visceral. Es un disco de beats contagiosos e implacables, una energía perpetua y una oportunidad para que Beyonce nos recuerde lo mutante que es su inconfundible voz. Tras 2 años de pandemia (y no es como que este 2022 haya estado mucho más tranquilo), este golpe de energía era justo lo que se necesitaba. Alex Andwandter tenía razón: Solo nos queda, a veces, bailar.

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El mejor disco R&B: SZA – SOS

Normalmente, cuando te tomas 5 años entre tu elogiado álbum debut y tu segundo disco, la gente se tiende a olvidar un poco de ti (no sé, nunca he sacado un disco, imagino). Pero ‘Ctrl’ (2017) fue una introducción tan encantadora, íntima y seductora al universo de la cantante americana SZA que valía la pena esperar con paciencia a ver si era capaz de mantener el nivel. Y lo hizo. ‘SOS’ cambia el R&B elegante de ‘Ctrl’ por un sonido mucho más ecléctico, incorporando un amplio abanico de influencias con canciones que van desde una fuerte influencia hip hop hasta temas que, les juro, suenan como Avril Lavigne. Sin embargo, lo que separa a SZA de varios de sus contemporáneos es su incómoda honestidad, la capacidad que tiene de traducir el dolor personal en composiciones que no le hacen el quite a emociones vergonzosas o poco loables. A través de sus 23 canciones, SZA suena altanera, iracunda, sexy, desolada, desafiante, insultante, deprimida, optimista y vulnerable, a veces en una misma sola canción. ‘SOS’ es un disco valiente, directo y de espíritu aventurado en sus múltiples exploraciones estilísticas. Pero lo más importante es que, como los mejores álbumes desde que existe el formato, es perfecto para sanar un corazón roto.

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El mejor disco y punto: Alvvays – Blue Rev

Los canadienses Alvvays habían estado creciendo de a poco. Su debut del 2014 los posicionó en una escena independiente anglosajona a punta de ganchos melódicos, guitarras difusas e inteligencia pop, habilidades que solo fueron refinándose más con el tiempo. ‘Blue Rev’ es la banda alcanzando el peak de sus capacidades. Las guitarras suenan más masivas y etéreas. Las melodías se hacen monumentales, a veces apilando gancho tras gancho tras gancho. La capacidad de hacer pop de guitarras enigmático, elaborado pero aún así accesible recuerda a clásicos del rock independiente como Big Star, R.E.M., My Bloody Valentine y Sonic Youth. Pero son las letras, llenas de pequeñas epifanías acerca de la vida adulta (ustedes saben, estar agotado todo el tiempo) que hacen de Blue Rev un álbum tan especial. Su madurez emocional ofrece ventanas a historias cortas llenas de detalles y personajes, incluyendo trolls de internet, hermanas de exes, educación interrumpida, decepciones existenciales, trabajos molestos, destellos de esperanza y Belinda Carlisle. Los elementos de ‘Blue Rev’ son simples, pero combinados dan la impresión de que estás escuchando una verdad que siempre supiste pero que no habías escuchado ser articulada con tanta elocuencia.

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El mejor disco chileno: Rosario Alfonso – De Canciones Tristes y Otras Sutilezas

La música de Rosario Alfonso es tan directa y con tanto manejo del espacio que, frecuentemente, te puedes tardar un par de escuchadas antes de notar lo complejos que son los arreglos de sus canciones. ‘De Canciones Tristes y Otras Sutilezas’ es quizás el nombre de disco más apropiado de este 2022, un trabajo de folclor que posee una infinita melancolía y fragilidad, pero que permanentemente destaca por su ambición, incorporando una que otra percusión intrigante, arreglos vocales que parecen flotar, bases electrónicas y cuerdas que aparecen cuando menos lo esperas y letras que te llegan a parar en seco por su capacidad de evocar emociones fuertes. Todo esto con una producción espectacular, que aprovecha los espacios vacíos que deja cada nota para profundizar una sensación de que estás escuchando las pulsaciones de un mundo privado. Re lindo.

Menciones honrosas:

Podría mencionar otros 50 discos, pero hay un centenar de sitios nacionales e internacionales en donde puedes buscar más recomendaciones musicales para este 2022. Aprovechando el espacio, me gustaría destacar en pocas líneas otros discos chilenos que merecen tu atención.

  • Niños Del Cerro – Suave Pendiente: Uno de los trabajos nacionales que mejor suena en este 2022. La banda de Simón Campusano explora arreglos más abstractos, atmosféricos y expansivos. Para perderse.

 

  • Cómo Asesinar A Felipes – Luz, Figura y Sombra: Los CAF son una banda excepcional, y en su nuevo trabajo hacen un resumen perfecto de su sonido único, una mezcla entre jazz experimental, rap, funk, electrónica, ambient, psicodelia y lo que se te ocurra.

 

  • Tenemos Explosivos – Cortacalles: Pocos artistas chilenos son capaces de sintetizar mejor la mezcla de terror, desafío e incertidumbre que implica vivir en el Chile de hoy. Tenemos Explosivos regresó con un trabajo esencial.

 

  • La Ciencia Simple – Ritmos en Cruz: En su cuarto álbum de estudio, La Ciencia Simple sigue encontrando formas de crear paisajes sonoros que te envuelven como ningún otro. No sé como lo hacen, pero me gusta.