Que hacer

‘The Rehearsal’ es la serie más hilarante, triste y horrorosa que se haya visto en años

Por Ignacio De La Maza

Susan Sontag decía, en lo que quizás es su ensayo más famoso, que los intentos modernos por ‘interpretar’ el trabajo artístico constituyen “la última venganza del intelecto sobre el arte”. Para la escritora y filósofa, los esfuerzos contemporáneos por desprender un significado teórico de expresiones culturales son un intento por asfixiar su naturaleza sensual y emocional, reemplazándola por el convencional intento de determinar ‘qué significa’, ‘qué quiere decir’, ‘de qué se trata’. O sea, asignarle un significado convencional a algo que es demasiado visceral como para ser encasillado.

Habiendo dicho eso, he aquí una lista de cosas que anoté sobre de qué creo que se trata ‘The Rehearsal’, la desquiciada ‘docuserie’ del comediante Nathan Fielder que se emite semana a semana por HBO:

  • La falacia del control total
  • El espacio infinito entre consciencias que hace que tratar de comprender a otro ser humano sea imposible
  • Lo difícil que es ser genuino cuando estás constantemente atrapado en tu cabeza
  • La performance como realidad, y la realidad como performance
  • El concepto de ‘realidad’ en sí
  • La metatextualidad como forma de relacionarnos
  • Lo vulnerablemente humanos que somos todos
  • El carácter parasitario del arte
  • La crueldad de los reality shows
  • La neurosis casi maligna de un hombre
  • La ética en el arte y los límites de juzgar una obra bajo estándares morales
  • Charlie Kaufman
  • Bertol Brecht

Me imagino que es casi por definición que llevo más de 200 palabras y todavía no llego al punto sobre qué es ‘The Rehearsal’. En papel, la producción del comediante canadiense Nathan Fielder propone ayudar a ‘gente común’ a resolver problemas cotidianos mediante un ambicioso sistema de ‘ensayo’, en donde Fielder y el infinito presupuesto de HBO le permiten a estas personas recrear, una y otra vez, con un nivel de detalle obsesivo y minucioso, la situación que tendrán que enfrentar para resolver dicho problema. En el capítulo piloto, Fielder ayuda a un aficionado a la trivia de bares a confesarle a una compañera de equipo que no tiene un postgrado universitario, como le aseguró cuando se conocieron. Para eso, el presentador no solo contrata a una actriz que espíe a la compañera en cuestión para aprender su cadencia y expresiones, haciendo de la ‘simulación’ algo más cercano a la realidad, sino que recrea 100% el bar de Brooklyn en donde el hombre planea confesar su verdad, llenándolo de otros actores para que sea indistinguible de una noche de jueves ajetreada en el lugar real. Y eso es solo el comienzo.

A medida que avanza, ‘The Rehearsal’ abandona el aspecto más comprensible de su premisa, y de forma sutil se convierte en algo más siniestro. El caso principal que sigue la temporada es de una joven mujer con curiosas convicciones religiosas (‘Google es controlado por Satanás’ es una de sus creencias menos llamativas) que desea saber si está lista para ser madre. El experimento que Fielder monta para ‘ayudar’ a esta chica se torna rápidamente oscuro, incluso antes de que el conductor se involucre personalmente en los procedimientos. Revelar más arriesga arruinar las múltiples sorpresas que ‘The Rehearsal’ esconde pasado su primer episodio. Solo decir que los resultados son inesperados, ocasionalmente hilarantes, perturbadores y profundamente tristes.

Algunos reconocerán el nombre de Nathan Fielder como creador y conductor de la similarmente conceptual (pero más abiertamente cómica) ‘Nathan For You’, que se emitió entre el 2013 y el 2017 por Comedy Central, y seguía al humorista (quien tiene un título en Negocios de la Universidad de Victoria) mientras le ofrecía escandalosas estrategias a dueños de pequeñas empresas para mejorar sus rentas. En cada episodio, Fielder aparecía como un hombre enclenque de hablar monótono, que pese a su evidente incapacidad por entender las más mínimas normas de convivencia social, lograba convencer a hombres de negocios de implementar planes desquiciados como ‘venderle alcohol a menores’ (con la condición de que la botillería les guardaría la compra hasta que cumplan 21) o ‘especializarse en ser agente de bienes raíces para casas libres de fantasmas’ (en un capítulo en donde la agente en cuestión se veía obligada a advertirle a una clienta que la casa que estaba tratando de adquirir estaba embrujada por un fantasma violador). De manera incomprensible, Fielder resultaba ser tan convincente que la mayoría de los sujetos de su show estaban dispuestos a seguirle la corriente, incluso en contra de sus propios intereses. Algunas víctimas insospechadas se veían tan envalentonadas por su presencia que terminaban confesando, en cámara, secretos profundamente íntimos, desde el dueño de una gasolinera que revela casualmente que suele beber orina de niños cuando está asustado, y otro joven que, a pito de nada, confiesa tener tríos sexuales junto a su hermano.

‘The Rehearsal’ contiene algunas similitudes con ‘Nathan For You’, pero el enfoque es notoriamente distinto. Aquí el humorista parece estar realizando una especie de macabra expiación por sus esquemas pasados, acentuando sus características menos loables: Su incapacidad de conectar con otros seres humanos, su necesidad de ser aceptado, su manipulación emocional y lo lejos que está dispuesto a llegar para registrar un momento de realidad transgresora. Si los más críticos de ‘Nathan For You’ acusaban a Fielder de crueldad casual, ‘The Rehearsal’ no solo abraza esta noción, sino que la lleva a niveles más incómodos que nunca.

Entonces ¿Por qué ver ‘The Rehearsal’? Bueno, porque no has visto nada igual. Si lo importante en el arte no es qué puedes desprender a nivel teórico, sino cómo te hace sentir, esta serie es capaz de gatillarte emociones fuertes como pocas otras: Desde carcajadas rimbombantes hasta un escalofrío en la espalda, desde la tristeza al horror, desde la ternura hasta la sensación de que estás viendo momentos prohibidos. Incluso cuando te muestra situaciones incorrectas, es casi imposible mirar hacia otro lado.

Algunos han recordado a ‘Synechdoche, New York’, la película de Charlie Kaufman en donde un director de teatro monta un brutal ejercicio que mezcla realidad y ficción hasta que ambos son indistinguibles. Otros han mencionado a Bertol Brecht, el influyente dramaturgo alemán, cuya teoría sobre el ‘efecto de distanciamiento’ de la ficción buscaba acentuar la desconexión entre la audiencia y la interpretación sobre el escenario, transmitiendo que ninguna obra es la realidad, sino que una simple representación. Comparar a Fielder con genios conceptuales como Brecht o Kaufman puede resultar poco favorable, pero hay una línea entre estos provocadores de la cultura popular, personas cuyo arte ha sido incansablemente discutido más nunca descifrado.

Lo cierto es que cualquier intento de comprender ‘The Rehearsal’ a nivel teórico solo la roba de sus múltiples placeres, de su ambición y deseo de confrontarte con una incomodidad perversa y dolorosamente reconocible en el día a día. Es un experimento humano, y por lo tanto terrible, fascinante y emotivo en igual medida. No solo establece el genio y complejidad de Fielder, sino que es de esas producciones que te despiertan, te sacuden y te ofrecen la sensación de haber vivido algo especial. O sea, es por sobre todo una experiencia sensual y emotiva. Susan Sontag estaría orgullosa.