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[RESEÑA] Spider-Man: Lejos de Casa – Conflicto de identidad

La nueva película del superhéroe de Marvel se disfruta cuando es una comedia juvenil, pero tropieza con un villano de motivaciones débiles y una historia demasiado preocupada con el estatus quo.

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Por Matías de la Maza.

Si tomamos de junio a junio, ha sido un excelente año de historias de Spider-Man. En septiembre, el videojuego de PlayStation 4 le entregó a los (millones de) seguidores del personaje no sólo la aventura virtual del Hombre Araña que todos soñábamos con alguna vez tener, sino que además creó su propia y completa mitología sobre el superhéroe. Luego, en diciembre, llegó la cinta animada Spider-Man: Un Nuevo Universo, que expandió todos los límites, visuales y narrativos, de lo que pensábamos podía ser el personaje. Se terminó llevando un Oscar.

Por eso, Spider-Man: Lejos de Casa, la nueva cinta del héroe en el Universo Cinematográfico de Marvel, es algo decepcionante. No por ser una mala película, está lejos de serlo. Pero sí se siente como la aventura más intrascendente del personaje en el último tiempo, sobre todo viniendo después del magnoevento que fue Avengers: Endgame.

La película retoma la acción ocho meses después de esa cinta y (spoiler) la muerte de Tony Stark/Iron Man. El mundo aún se está adecuando al regreso de la mitad de la población que estuvo desaparecida cinco años gracias al villano Thanos, y Peter Parker (Tom Holland) aún llora el fallecimiento de su mentor. De paso, debe lidiar con las presiones del agente Nick Fury (Samuel L. Jackson), y el mundo en general, que buscan un reemplazo para el líder de los desaparecidos Avengers.

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Reacio a tomar un rol tan trascendente a sus 16 años, Parker parte de vacaciones escolares junto a su curso, como un necesario break de la vida superheroica y con la esperanza de conquistar el corazón de su compañera MJ (Zendaya). Pero la desgracia lo persigue y su viaje se ve interrumpido por Fury y un nuevo “héroe”, Quentin Beck/Mysterio (Jake Gyllenhaal), quien asegura venir de otra dimensión, cuyo mundo fue destruido por los Elementales, seres que ahora podrían aniquilar una nueva Tierra.

Quienes estén medianamente familiarizados con los cómics de Spider-Man, o incluso con la serie animada de los 90, sabrán de inmediato hacia dónde va el giro de la película. Por eso, es un poco frustrante que la película gaste su primera hora pretendiendo que sus intenciones no son predecibles.

Una vez que se levanta el telón sobre su verdadero conflicto, Lejos de Casa repunta y se llena de ese sentido del espectáculo que hace tan disfrutables estas películas, pero las débiles motivaciones de su villano (23 películas y Marvel aún no llega a una fórmula para solucionar eso) siguen siendo un punto bajo, sólo salvado por la gran interpretación que hay detrás.

EL PESO DE LA FRANQUICIA 

Lejos de Casa nunca se desmorona del todo, pero sí es una cinta con demasiadas grietas y que está en constante conflicto con lo que quiere ser. Se podría decier que hay dos películas: una es una comedia romántica superheroica, que es tan genial como encantadora. Holland y Zendaya son dos de los actores más talentosos y carismáticos de su generación, y los momentos que la cinta destaca la incomodidad inherente del amor adolescente son aquellos en los que realmente triunfa.

Por otro lado, cuando la película destina (harto) tiempo a analizar el nuevo status quo de Spider-Man en un universo Marvel sin Iron Man, es cuando menos convence. En vez de centrarse en la historia de su propio protagonista, la cinta se esfuerza demasiado en reemplazar un personaje irreemplazable como el Tony Stark de Robert Downey Jr. La trama intenta reforzar la idea de que lo que importa es el viaje de Parker para encontrar su propio camino, pero en la práctica no da espacio para eso: no sabe si quiere que Spider-Man sea su propio héroe o un nuevo Iron Man, y se preocupa demasiado en el futuro más que en el presente.

No ayuda que la acción sea competente, pero no destacada, y que los poderes de Mysterio se sientan como una oportunidad perdida: sólo en un par de secuencias la película aprovecha el potencial visual que tiene un personaje así.

Jon Watts es un gran director, y si algo demostró su primera oportunidad con el personaje, la excelente (y muy superior) Spider-Man: Bienvenido a Casa, es que su visión sobre el superhéroe funciona mejor cuando reduce la escala y construye de a poco su viaje. Lejos de Casa aprieta el acelerador y se pierde parte del encanto en el proceso, a pesar que a grandes rasgos la aventura sea disfrutable.

En una de sus escenas post-créditos, Lejos de Casa sí realiza un movimiento extremadamente jugado, que califica como el segundo final más impactante para una película de Marvel, sólo por detrás de Avengers: Infinity War, y que abre una serie de posibilidades para el personaje en el futuro próximo. Pero da la impresión que cuando salga la nueva película, la importancia de la actual quedará un poco en el olvido.