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Adiós Game of Thrones; Adiós Televisión (como la conocemos)

La serie épica de HBO, quizás la más importante de esta década, estrena su temporada final este domingo, poniéndole punto final a una forma de mirar series.

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Por Matías de la Maza.

Un ejercicio: intenten rememorar cuándo fue la última vez que le dijeron a alguien, “¿Viste el capítulo de anoche?” (no cuentan las teleseries). Ojo, no, “¿Llegaste ya al capítulo cuatro?” o “¿Terminaste la primera temporada?”. No. La clave aquí es la inmediatez. No es atemporal. “Anoche”.

Si no ven Game of Thrones, es probable que sea fácil recordar el haber emitido esa frase. ¿Fue hace cinco años, cuando aún daban Breaking Bad? ¿Hace más de una década, tras haber visto un capítulo de Los Soprano?

Pero si uno sigue la serie épica de HBO, que estrena su última temporada este domingo 14 de abril a las 21 horas, ha dicho la frase múltiples veces en los últimos diez años. Cada lunes, después de un nuevo capítulo. A veces comentando en redes sociales cuando aún ni terminaba la acción. A veces llamando a alguien o mándandole un Whatsapp apenas comenzaban los créditos. Incluso, a veces sólo bastaba con decir un, “lo viste”, para que otro supiera a qué te estabas refiriendo.

No pasa eso con ninguna otra serie en la actualidad. Y es porque la televisión ya no es así. Game of Thrones comenzó en 2011 y el destino quizo que se transformara en la última de su especie. Porque ya en 2013, Netflix estrenó House of Cards, y la forma en que consumimos la pantalla chica cambió para siempre. Ya no se puede preguntar si viste el capítulo de anoche, porque “anoche” ya no existe. El tiempo es un concepto abstracto, que cada espectador maneja. Ya no existe esa comunión de estar todos viendo lo mismo, al mismo tiempo. Tienes que esperar que tu amigo se ponga al día con la nueva serie de Netflix o Amazon. Ya no comentas capítulos, sino temporadas. La experiencia pasó de ser colectiva a algo mucho más individual y atemporal.

“¿Es Game of Thrones la última serie que miraremos juntos?” se preguntaba un ensayo de Vulture esta semana, y es probable que sí. Cuando la serie épica emita sus últimos seis episodios, semana a semana, a partir del domingo, se acabará una era de la televisión, la de ver semana a semana una serie, comentarla en vivo y después compartir tus impresiones e impacto de inmediato con amigos y conocidos. La de las “series de pasillo”, de detenerte con alguien en la oficina al lunes siguiente sólo para hacerle ese santo y seña: “¿Lo viste?”.

Son múltiples los hitos de la serie: la más ganadora en la historia de los premios Emmy, la más vista en la historia de HBO, la más pirateada de todos los tiempos. Las razones que explican su fenómeno también son variadas: ese factor inesperado de que cualquier cosa puede pasar y cualquier personaje puede morir, un espectáculo visual como nunca se había visto en TV, un elenco de actores en su mayoría desconocidos para 2011 que se terminó transformando en el grupo de intérpretes más talentoso de la pantalla chica moderna. Ah, y también el exceso de sexo y dragones.

Pero quizás el mayor legado de la serie será el bajar el telón a la TV como la conocíamos. Esperar domingo a domingo un nuevo capítulo. El generar reacciones tan vicerales como estar viendo un partido de fútbol de tu equipo favorito. El comentario en vivo y en directo de las cosas que pasan en la pantalla. Netflix nos ha traído muchas cosas buenas, pero también nos quitó un poco es emoción desde el estómago que puede producir una serie como Game of Thrones.

Puede que el futuro traiga alguna sorpresa, y volvamos a vivir un fenómeno así. De partida, hay un spin-off de GoT que HBO se encuentra produciendo. Pero nada garantiza que tenga el mismo impacto. Lo concreto es que se va Game of Thrones y también una era de la televisión. Pero aún quedan seis domingos; seis ocasiones de ver lo mismo todos juntos, como quizás nunca lo volveremos hacer. Seis ocasiones para preguntar: “¿Y? ¿Lo viste?”.